Kilómetros: 58.05
Acumulado Grupo año: 2012,65
Dificultad: ◊◊
IDG o Índice de
Disfrute Global: 9
IBP: 73
Crónica por el
Maestro Yoda
Hoy nos volvemos a juntar en la Ñ
para esta épica batalla que nos propone J@vi, luchar con los gigantes que
amenazan la sierra de Marañón.
Partimos por el camino viejo de
Oyon a buen ritmo, ritmo que no nos dejara en toda la ruta. Cuando estamos
llegando al pueblo nos desviamos a la derecha, “no pasemos por ninguna ínsula
que nos aparte del camino recto, mi buen sancho”.
Tomaremos una subida que hemos
hecho por partes otros días. Por el término de El Nabal salimos hacia Moreda.
Camino roto que nos hace romper a sudar, y de paso las delicias de algún
componente de la partida, ¿verdad Marta?
Nos reagrupamos en Moreda, y
comenzamos la subida de verdad hacia la parte alta del pueblo, que no recordaba
yo tan alta, y por buenas pistas y poco a poco vamos superando el desnivel
hasta llegar a la carretera de Barriobusto.
Aquí parte de las “mesnadas”
toman el camino de regreso, las obligaciones mandan. Los que quedamos
continuamos con la subida.
“Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí
se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en
ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la
piedra del molino”.
Da igual continuamos esta
aventura otra vez por caminos esta vez mas rotos pero en buen estado.
Llegando a las proximidades de
Lapoblacion cogemos una senda, que así la marca el mapa, que nos obliga a pasar
por una finca que ya esta cosechada gracias a Dios. La senda esta
impracticable, y se oyen las primeras protestas, incluso alguno hecha pie a
tierra, “Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas
que tienen algo de dificultad te parecen imposibles, mi Sancho”.
Por fin en la carretera nos
desviamos hacia los Molinos (que no gigantes) por la pista que cumbrea la
sierra. Sube, baja, sube, baja y pasando la estación de transformación giramos
a la derecha para comenzar la bajada.
“Bien parece que no estás cursado en esto de las
aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en
oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual
batalla”.
Con
la amenaza de los brazos de los gigantes al girar nos lanzamos a tumba abierta
por la pista, que aunque ancha y lisa, no deja de tener su puntito complicado
por la cantidad de piedrilla suelta que tiene. Nueva emboscada, lo que rea
bajar se convierte en subir, lo que hace
que suenen lodos los “herrajes” de nuestras monturas, no sé si alguien evitaría
buscar el plato pequeño en más de un tramo.
“Y en diciendo esto, y encomendándose de todo
corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien
cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de
Rocinante”.
En el último molino nos desviamos por un camino, ya en peor
estado, que nos dejara en el ansiado Hipogeo de Longar. En este camino Il
Doctore nos representa la versión moderna del ataque de Don Quijote a los
molinos y sale por las “orejas” de su montura, sin nada que preocupar. Quizá un
par de puntos de sutura en el orgullo.
“¿No le dije yo a vuestra merced
que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía
ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?”. “Y, ayudándole a
levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y,
hablando en la pasada aventura, siguieron el camino”.
Parada obligatoria en este monumento prehistórico, pues aun
había alguien que no lo conocía, para seguir bajando en busca de la muy noble y
leal ciudad de Viana (dese 1630).
Comenzando a bajar tenemos el extraño percance del día, un
pinchazo, y curiosamente es Oscar el quien pincha. Tras la reparación de rigor
(por Dios, que velocidad, que practica tiene en la reparación), seguimos
camino.
Bajamos como locos, pues la mayoría vamos sin líquidos, ya
que no hemos pasado por ninguna población, y paramos en la fuente de la entrada
de Viana. Es posible que hayamos terminado con las reservas acuíferas de la
zona.
Ya recuperados de nuestra sed tomamos camino de Santiago,
para volver a nuestros respectivos hogares.
LA TRASTIENDA DE LAS MOMIAS:
Como siempre muy buena compañía.
Vaya pastilla que le dimos, a la una y diez en Logroño, con
lo tranquilos que solemos ser.
(Las citas son una versión libre de esta genial obra, que
todos conocemos).
Las clasificaciones semanales quedan “asin” premios awards Momias.
Kilómetros Individuales PINCHAR AQUÍ premio al (yo sí estuve esa mañana).
Premios Gallifantes a (ponga un mecánico en su mochila), al que tiene más averías
Yoyeyuy: Gallifas 4
Jose: Gallifas 3
Premios Gallifantes a, (yo me como esa galleta Bici Thorpe)
Maestro Yoda: Gallifas 4
Cherrastas: Gallifas 3
FOTOS: el Forestal,
Michelangelo.
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